La ceniza no es un rito mágico, no nos quita nuestros
pecados, para ello tenemos el Sacramento de la Confesión. Es un signo de
arrepentimiento, de penitencia, pero sobre todo de conversión. Es el inicio del
camino de la Cuaresma, para acompañar a Jesús desde su desierto hasta el
Domingo de Resurrección.
Debe ser un tiempo de reflexión de nuestra vida, de
entender a donde vamos, de analizar cómo es nuestro comportamiento con nuestra
familia y en general con todos los seres que nos rodean.
En estos momentos, al reflexionar sobre nuestra vida,
debemos convertirla de ahora en adelante en un seguimiento a Jesús
profundizando en su mensaje de amor.
Durante estos días, en el colegio, queremos seguir una
ruta que nos acerque más a este mensaje, y así la hemos comenzado.