Hace cinco años, el 13 de marzo del 2013, era elegido
el Papa Francisco. La palabra que define su pontificado es “misericordia” y
expresiones como “salida” o “periferias”. Es el primer Papa jesuita,
primero procedente de América latina, 265 Sucesor de Pedro, que desea una
Iglesia de puertas abiertas que anuncia a todos la alegría y la frescura del
Evangelio.
En este lustro ha escrito dos Encíclicas (Lumen
fidei, sobre la fe, que continúa lo escrito por Benedicto XVI,
y Laudato sí, sobre el cuidado de la casa común, cuidar la Creación
no es de los verdes sino de los cristianos), dos Exhortaciones apostólicas (Evangelii
gaudium, texto programático del Pontificado para una Iglesia “en salida”,
misionera, y Amoris Laetitia sobre el amor en la familia),
23 Motu Propios(reforma de la Curia Romana, gestión y
transparencia económica, reforma del proceso de nulidad matrimonial, traducción
de textos litúrgicos, con indicaciones para un mayor descentramiento y más
poderes a las Conferencias Episcopales).
También ha convocado dos Sínodos sobre la familia, un
Jubileo dedicado a la Misericordia, 22 viajes internacionales con más de 30
países visitados y 17 visitas pastorales en Italia, 8 ciclos de catequesis
en la audiencia general de los miércoles (Profesión de fe, Sacramentos, Dones
del Espíritu Santo, la Iglesia, la familia, la misericordia, la esperanza
cristiana, la Santa Misa).
Francisco ha pronunciado casi 600 homilías espontáneas
en las misas en Santa Marta, y cuenta con más de 46 millones de seguidores
en Twiter y más de 5 millones en Instagram.
Hay que añadir los innumerables discursos, mensajes y cartas y los millones de
hombres, mujeres y niños de todo el mundo encontrados, abrazados, acariciados.
Seguimos con admiración su intensa actividad, acogemos
el testimonio de su sacrificada dedicación, agradecemos a Dios su servicio
incansable al ministerio recibido y nos alegramos de que la humanidad reconozca
su orientación moral y la luz que emite su magisterio en medio de los desafíos,
riesgos y oportunidades del cambio de época que estamos atravesando; sus gestos
y palabras animan la esperanza.